sábado, 5 de abril de 2014

LA TARTA DE LA ABUELA MODERNA



Que sí, que lo sabemos, que tu abuela es muy buena cocinera, que cuando tienes frente a las narices un guiso de ella hundes la cuchara como si no hubiera un mañana. Y es digno de elogio que, sabiendo que la felicidad de esa buena mujer aumenta exponencialmente con cada cucharada, te dejes cebar hasta que se te infla tanto el estómago que acaba amenazando con salirse por el ombligo. Ahora bien, ¿qué me dices de  su tarta de flan con galletas cada cumpleaños? Está rica, no seré yo quien diga lo contrario y no negaré que de buena gana cataría en este momento una de esas pero, ¿no crees que es hora de modernizar un poquito a la abuela?

La tarta de la abuela: galleta, flan, galleta, flan, rematado con una generosa capa de chocolate. Es una buena idea, es una tarta fácil con ingredientes sencillos que a todos nos gustan. Sin embargo, hoy yo te voy a proponer, siguiendo el mismo esquema, hacer una tarta de galletas en la que, en vez de con flan, vamos a intercalar las capas de galleta con una crema de cacao. No te hablo de hacer un flan de chocolate ni preparar un chocolate caliente algo espeso. Recuerda que pretendemos modernizar a tu abuela y todo eso ella lo tiene ya muy dominado.

Los ingredientes que necesitas para esta tarta de galletas con crema de cacao o, si lo prefieres, “la tarta de la abuela moderna”, son cuatro paquetes de galletas (tipo María o similar), 250 gr. de mantequilla sin sal, seis cucharadas de azúcar, 400 ml. de leche condensada, cinco cucharadas de cacao en polvo, leche y whisky. Y para la cobertura: 100 ml. de nata líquida y 100 gr. de chocolate de cobertura.

Para elaborar la crema de cacao, vierte en un recipiente la mantequilla (que habrá de estar a temperatura ambiente), el azúcar y la leche condensada y remueve hasta que no queden grumos. Tendrás que remover insistentemente durante un rato, por la consistencia de la mantequilla, pero ni se te ocurra querer aligerar el proceso derritiendo la mantequilla previamente. Conozco todas las “geniales ideas” de los cocinillas impacientes, que tire la primera piedra quien no ha tenido una de esas mientras cocinaba y luego el resultado de su creación se ha parecido a la receta que pretendía emular lo mismo que un huevo a una castaña. En este caso, si hicieras eso, en vez de una crema obtendrías un suero mantecoso. ¡Menuda cara se le iba a quedar a tu abuela cuando probara semejante versión de su tarta! Si no quieres abochornarla, hazme caso: ten un poco de paciencia. Cuando esté todo integrado añade el cacao en polvo (te aconsejo que sea instantáneo para que se disuelva mejor).

La elaboración de la tarta ya te la sabes: consiste en ir alternando tandas de galletas y crema. La única variante que vamos a introducir en el proceso es que las galletas han de ir mojadas previamente en leche tibia con un chorrito de whisky. Tampoco te pases y las empapes demasiado o, cuando la galleta empiece a soltar el sobrante de leche, tendrás una tarta flotante.

Finalmente, para cubrir la tarta, vamos a hacer una ganache de chocolate. De seguro has oído más de una vez este término. Suena a algo muy profesional aunque, en realidad, no es más que la típica mezcla de chocolate y nata que se hace calentando ambos a fuego medio. La ganache tradicional utiliza los mismos gramos de chocolate que mililitros de nata. En este caso, vamos a utilizar 100 gramos de chocolate y 100 mililitros de nata. Yo he escogido chocolate de cobertura pero puedes usar otro chocolate, si lo prefieres. La ganache se usa en repostería tanto para relleno como para cobertura de pasteles. Se puede aromatizar y cambiar la proporción de nata y chocolate. Por darte una idea, si quisieras usarla para rellenar un bizcocho, por ejemplo, podrías aumentar la proporción de nata y agregarle esencia de vainilla o cualquier otro aroma que te guste.
Para nuestra tarta, vamos a esperar a que la ganache esté templada y vamos a cubrirla con ella ayudándonos de una espátula.

Una vez la tengas hecha y la hayas dejado enfriar en la nevera, te voy a pedir que hagas lo que probablemente te va a resultar más difícil de todo el proceso: resistir la tentación de volcarle un puñado de lacasitos o fideos de colores.

Ya que estamos versionando un clásico, haz tú también algo y juega un poco con tu imaginación.

Lo bueno de esta tarta es que la crema de cacao no es tan líquida como el flan y no tienes por qué hacerla en el típico recipiente para horno de esos que, cuando te lo traen a la mesa, pareciera que te van a servir lasaña de merienda.

Te aconsejo hacerla sobre una bandeja y jugar con la altura y el tamaño según prefieras. Si utilizas galletas cuadradas te resultará más fácil.

En la fotografía te muestro una porción de tarta decorada para que te sirva de inspiración. Partía de la idea de hacer una decoración con un aspecto muy casero pues al fin y al cabo estamos modernizando una tarta de la abuela, no una tarta de Paco Torreblanca. Yo he decidido aprovechar que estamos en temporada para decorar los laterales con unas rodajas de fresas (no hagas esta parte de la decoración hasta que la vayas a servir). Luego, he agregado unas lascas de chocolate blanco por encima. Se me ocurre, incluso, que también quedaría muy vistosa la versión inversa, es decir, hacer una ganache de chocolate blanco y decorarla con lascas de chocolate negro.
Las posibilidades son muchas. Sed creativos porque a estas alturas de la vida vuestra abuela no es de las que se deja sorprender fácilmente.

*Publicada en la sección de Gastronomía de LA VOZ DE HOY 

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