miércoles, 25 de junio de 2014

TARTA DE MOJITO, RECETA PARA CUMPLEAÑOS II.

tarta de mojito


No hay nada mejor para refrescar las noches de verano que un buen cóctel.

En el arte de la coctelería, como en todo, hay modas; algunas nos han dejado auténticas delicias para el paladar y otras auténticas atrocidades como la de convertir los Gin Tonics en ensaladas. Pero hoy  me voy a centrar en un coctel que para mí, por lo mucho que me gusta, es el cóctel por excelencia: el mojito. Su elaboración tampoco ha resistido a las modas y tenemos desde los mojitos clásicos, con su típico sabor a lima y menta, a los más modernos que cambian la lima por cualquier otra fruta, pasando, por supuesto, por la aberración del típico mojito que te sirven a las cuatro de la mañana, en un bar de dudosa reputación, con el hielo tan derretido que el preparado se acaba convirtiendo en una  sopa calentita que, con ese gustillo a hierbabuena, más pareciera caldito de puchero que un mojito.

Normalmente, cuando preguntas cuál es el origen del mojito, te suelen contestar que es un cóctel de origen cubano que nació durante la ley seca americana y ahí se zanja el tema, pero pocos saben que, según la leyenda, su origen podría remontarse al siglo XVI y su invención ser obra del legendario pirata Sir Francis Drake. La receta de Drake se hacía con aguardiente de caña en lugar de ron, y llevaba lima que le aportaba una buena dosis de vitamina C, convirtiéndose, así, en una excelente forma de combatir el escorbuto (enfermedad muy común entre los marineros que pasaban mucho tiempo en alta mar y tenían que subsistir con una dieta que carecía de frutas y hortalizas, las cuales eran reemplazadas por granos y  carne),  llevaba, también, menta la cual aportaba un toque muy digestivo al cóctel y azúcar para endulzarlo.  Por lo tanto, el actual mojito sería una reconstrucción del “Draque”, la bebida inventada por el pirata, a la que se empezó a añadir ron en lugar del aguardiente.

Fuera como fuese, no cabe duda que el mojito es una bebida muy refrescante y digestiva, dos cualidades que son esenciales, no solo en lo que bebemos sino, también, en lo que comemos en verano.

Por eso y porque te había prometido traer una propuesta de tarta para los cumpleaños de verano que fuera original y refrescante,  he decidido sugerirte la receta de una tarta inspirada en el mencionado cóctel: una tarta de mojito.

Las tartas de mojito se pusieron muy de moda el verano pasado y puedes encontrar recetas de lo más variopintas pero yo te traigo una versión que suelo hacer en casa porque es muy fácil y porque no tienes que hacerte con tantos ingredientes distintos como en algunas recetas para las que necesitas, por ejemplo, colorante verde (y yo, que siempre me dirijo a los menos cocinillas, sé que no estos no van a comprar colorante verde para usar solo una gota en una tarta).

Los ingredientes que necesitas para la tarta de mojito que te propongo son 225 gr. de galleta  de limón, 70 gr. de mantequilla, ron blanco, preparado de gelatina sabor tutifruti, 12  láminas de gelatina neutra, 500 ml. de nata para montar, 200 gr. de azúcar moreno, 3 limas, 400 gr. de queso de untar, 300 ml. de agua y una rama de hierbabuena fresca.

Los pasos para la elaboración son varios. La base consiste en la típica mezcla de galleta triturada con mantequilla, pero te aconsejo que utilices galleta con sabor a limón porque le viene mejor si lo que queremos es que la tarta recuerde al sabor de un mojito. Yo le añado, además, medio chupito de ron. Extiende esa mezcla de galleta sobre la base de un molde y apriétala bien para que quede compacta. Reserva en el frigorífico mientras preparas el relleno.

Para hacer el relleno, primero, pon a calentar en una olla 140 ml. de ron, el agua, el azúcar moreno, el jugo de las tres limas, la cáscara de una de ellas  y la rama de hierbabuena. Deja infusionar todo a fuego lento durante quince minutos. Después, retira la hierbabuena y la cáscara de lima y agrega diez láminas de gelatina. Cuando se hayan disuelto, apaga el fuego,  agrega el queso fresco y remueve bien hasta que no queden grumos.  Monta la nata y agrégala a la mezcla que acabas de hacer, cuando esté templada, con movimientos envolventes. Luego, vierte el contenido en el molde y deja enfriar en el frigorífico durante seis horas.

Finalmente, la capa de arriba consiste en una gelatina. Hay recetas en las que te dirán que hagas una gelatina de limón y le añadas colorante verde, pero ya te digo que yo pienso en tu economía y no te voy a pedir dispendios sabiendo que lo de la cocina, probablemente, te lo tomas con calma y para momentos puntuales. No obstante, si no es así, esa sería una buena forma de finalizar la tarta.

Otra idea, más asequible, es hacer un preparado de gelatina de sabor tutifruti que suele ser verde (siguiendo las instrucciones que se indiquen en la caja) y luego añadir el jugo de medio limón. También te aconsejo disolver un par de láminas de gelatinas neutra en el preparado de la gelatina de sabor que hayas elegido para darle más  firmeza y que no baile demasiado sobre la tarta. Para terminar, solo tienes que verter el preparado de  gelatina sobre la tarta y dejar enfriar en el frigorífico para que cuaje. Lo mejor es hacer la tarta de un día para otro, dejándola cuajar durante toda la noche.


Como ves, esta receta y la de mi anterior colaboración, el pastel de sándwich, son dos sencillas recetas con las que podrás darle un toque distinto a cualquier cumpleaños o, simplemente, pegarte un pequeño homenaje en verano. ¡Que las disfrutes!


*Receta publicada en la sección de Gastronomía de LA VOZ DE HOY


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