Te voy a pedir un ejercicio de
visualización nada agradable. Imagina que estás cansado y te acuestas para que
un buen sueño te deje como nuevo. Imagina que al poco de tumbarte en la cama,
cuando ya estás medio dormido, abres los ojos y descubres que, salvo los globos
oculares, no puedes mover ninguna parte de tu cuerpo. Te has convertido, sin
saber cómo, en un amasijo de carne y huesos postrado en una cama. Imagina que
te sientes, repentinamente, como un tetrapléjico; tus músculos no responden a
tus órdenes. Da igual si duermes normalmente solo o acompañado, nadie te va a
poder ayudar. Si intentas gritar, tu boca no se va a mover y mucho menos te van
a responder las cuerdas vocales. Podrás ver el techo de tu habitación y el
campo de visión que abarquen tus ojos sin mover la cabeza, nada más. Imagina,
también, que ante la angustia que te produce tal estado, empiezas a sentir que
hay alguien cerca observándote. Puede que solo sea una intuición repentina o,
más probable, puede que termines descubriendo a ese observador anónimo en una
sombra oscura a los pies de tu cama, o en la esquina de tu habitación.
jueves, 18 de septiembre de 2014
martes, 16 de septiembre de 2014
UNA TARTA DE ZANAHORIA QUE NO SABE A ZANAHORIA
Hoy te voy a confesar algo muy íntimo: soy cegata, pero
cegata de estas que a poco que se quitan las gafas saben que se van a dar una
hostia sí o sí. Podría demostrártelo con mil ejemplos pero solo te diré que soy
de esas personas que ven tan poco que cuando van a la playa se pasan el día,
además de comiendo tierra como el resto de los mortales, viviendo en un mundo de
nebulosa y no se meten al agua si no es acompañadas porque saben que al salir
no van a encontrar su sombrilla, así hayan ido aprovisionadas de una sombrilla
de las cantosas.
De niña,
una tía mía pensó en curarme la miopía a base de zumo de zanahoria cruda y
naranja porque había leído en una de sus revistas que eso era buenísimo para la
vista. ¡Qué trauma culinario me generó la buena mujer! Aquel zumo pastoso me
daba arcadas al primer sorbo y luego yo me sentía culpable pensando que nunca
iba a ver bien por ser una “tiquismiquis” que no se tomaba su medicina pero es
que… ¡menuda medicina!
Etiquetas:
Recetas que son puro cuento,
Repostería,
Tarta
viernes, 5 de septiembre de 2014
¿EN QUÉ SE PARECE LA ALIMENTACIÓN ACTUAL A LA DE LAS CLASES POPULARES EN EL SIGLO XVI?
En lo que un huevo a una gallina,
fin del artículo.
Aunque esa sería una buena contestación a la
pregunta, no suelo ser tan parca en palabras así que detallaré mi respuesta.
El otro día estuve jugando con
una pequeñaja que tengo por prima a cocinar. Me enseñó, muy orgullosa ella, a
hacer una masa muy parecida a la de pan pero dulce que luego se estira hasta
dejarla muy fina y se emplea para hacer pequeñas empanadillas rellenas de
chocolate las cuales hacen en el horno y quedan riquísimas. De casualidad,
andaba por ahí mi abuela que, al ver a sus nietas amasar lo que parecía pan, se
puso nostálgica y empezó a recordar su infancia, allá por la posguerra, cuando
ella tenía que hacer la masa de pan para toda su familia y luego llevarlo al
horno más cercano donde le cobraban por el horneado y, donde marcaban con un
sello distintivo cada pieza de pan que ella llevaba para que no se confundiera
con las de otros clientes.
Etiquetas:
alimentación,
Ártículo,
Cajón periodístico,
curiosidades gastronómicas,
historia,
siglo XVI
martes, 2 de septiembre de 2014
SALMOREJO DE REMOLACHA CON PIPAS Y PARMESANO
A finales de agosto estuve de visita por Córdoba con un
amigo sevillano y un amigo cordobés de nacimiento y malagueño de adopción que
es embajador de ambas ciudades con el mismo cariño y devoción (puede que lo
conozcas porque, casualmente, es el redactor más salvaje de La voz de Hoy).
Además de pasear por callejuelas de la capital califal, como es de suponer, hicimos alguna que otra
parada para hidratarnos que falta nos hacía y reponer fuerzas con unas buenas
viandas.
Por recomendación de nuestro anfitrión, fuimos a almorzar al Mercado Victoria: un mercado gastronómico con
diferentes puestos donde puedes comprar productos frescos o productos
elaborados para degustar allí mismo. Me pareció una gran idea.
Etiquetas:
Gastronomía andaluza,
Recetas que son puro cuento
Suscribirse a:
Entradas (Atom)