Hace calor. Hace calor lo cante o no la voz rockera con acento argentino de Andrés Calamaro, pese a que estamos a las puertas de septiembre y al verano ya le quedan dos telediarios. Así que, con o sin música, a ver quién es el valiente que se
mete en la cocina entre fogones y juega a estar en una sauna. De seguro hay
técnicas de tortura mucho menos crueles.
Yo, aún hibernando en casa en las horas de calor y viviendo
bajo el aire acondicionado me paso el día tan “amamoná” que, si no fuera porque
suelo acompañarme de un libro, podría confundírseme con un reptil panza arriba
sobre mi cama, de esos pesados a los que no despegas ni increpándolos con el
palo de un escobón. A mí no me sacan de
ahí, si no es por una razón de fuerza mayor como, por ejemplo, el que me vayan
a llevar a la piscina. Soy así.