Siempre que se acerca el ocaso del verano en mi casa tenemos
un problemón: una superproducción de manzanas. Para no desaprovecharlas,
hacemos con ellas dulces, como la tartade manzana con cobertura de chocolate que te traje el año pasado por estas
fechas. A veces, también, agregamos manzana a algunas ensaladas, como la famosa
Coleslaw que te enseñé a hacer en su
día. Este año, además, nos ha dado por cocinar apple crumbles, es decir,
crumbles de manzana. A mí me vician.
El crumble es un pastel de frutas recubierto con una masa
crujiente. Si hay algo que me chifla, además de su sabor y su textura es el
origen de esta receta. Tan delicioso
dulce hunde sus raíces en la Inglaterra de la Segunda Guerra Mundial. El
cramble fue una de esas recetas que nació como resultado del ingenio necesario
para subsistir en la época del racionamiento ya que es un postre barato y para
el que se necesita poca harina.