Allá por los 90 yo era una niña y mis noches de otoño
—especialmente las de los domingos— tenían sabor a castañas asadas y pizzas con
base de pan. Aún hoy, algunas noches por estas fechas, cuando pruebo uno de
esos dos manjares viajo en el tiempo con el paladar.
Recuerdo que a mis hermanos y a mí siempre nos encantaban las pizzas que
hacíamos en casa —mucho más que cualquier otra comprada ya hecha— y que desde
muy pequeños solíamos frecuentar la cocina para hacer nuestros pinitos.
Recuerdo, también, que muchas veces ocurría que se nos antojaba hacernos una
pizza pero, casualmente, se nos habían terminado las bases de pizza. No sé a
quién se le ocurrió la idea primero pero pronto empezamos a improvisar bases
rajando por la mitad la alguna pieza de pan que encontráramos en la despensa:
vienas, baguettes, bollos… Lo que fuera. Cogíamos esa mitad, la aplastábamos un
poco y listo. Problema solucionado. Estas pizzas de pan acabaron gustándonos
más que las hechas con una auténtica base de pizza —que al fin y acabo también
es una masa de pan— y solíamos hacérnoslas a menudo. Y mendigar “un trocito”
cuando alguno de nosotros se preparaba una.
Todavía hoy, que ya he pasado el ecuador de los veinte, no
he encontrado una pizza que me guste más que las bocapizzas de mi infancia. Ni
en los restaurantes italianos. Quizá mi paladar sea caprichosamente nostálgico.
No volvería a mi
infancia ni aunque me pagaran por ello, pero a menudo evoco aquellas
cenas de bocapizza que terminaban con unas cuantas castañas asadas mientras
veíamos una serie de humor que nos encantaba. He tenido que buscar por Internet
para dar con ella porque no recordaba el nombre. En casa la llamábamos “la
serie de los tres tontos”. Aunque, evidentemente, ese no era su nombre
original.
La serie en cuestión, he logrado averiguar, se llamaba
CHOOOF y estaba escrita, dirigida e interpretada por el Grupo Tricicle. Seguro
que a más de uno le sonará. Se empezó a emitir en el otoño de 1994 en TVE.
CHOOOF narraba las vivencias de tres náufragos de un crucero
de lujo que sobrevivían en un diminuto islote donde pasaban las horas
entretenidos con sus ocurrencias o la llegada de algún objeto o particular
visitante. Los náufragos no hablaban, solo se comunicaban por gestos.
Mis hermanos y yo nos pegábamos una panzada de reír con
estos tres personajes mientras dábamos buena cuenta de un puñado de castañas
asadas y hacíamos la digestión de la bocapizza que nos acabáramos de zampar.
La serie hace ya muchos años que dejó de emitirse. Y nuestro
ingenioso invento, la bocapizza, ahora está la mar de popularizado y hasta ha
tenido su época de moda con los conocidos paninis. Sin embargo, en mi casa siempre perdurará la
ingenua pero bonita ilusión de que la bocapizza nació de la mente de uno de
nosotros una noche de otoño. Eso es y será siempre así.
Hace unos días estaba yo un poco nostálgica y al ver que en
casa había una gran baguette se me ocurrió hacer una bocapizza para saborear
tiempos pasados. Aproveché el generoso tamaño de la baguette para hacer una
bocapizza tamaño XXL y así poder compartir trocitos porque sabía que habría en
casa a quién se le antojaría.
Como quiero que tú también construyas recuerdos sabrosones
este otoño, he decidido traerte la receta de la bocapizza de mi infancia en
tamaño XXL. Así te transmito la tradición de compartir preciados manjares con
los que compartes techo.
Los ingredientes que necesitas son 1 baguette grande (la
mitad inferior), 1 lata de atún, 2 lonchas de queso tranchete, 1 loncha de
chorizo, 1 loncha de chóped, 1 loncha de mortadela, 1 loncha de salami,
aceitunas sin hueso, kétchup y orégano.
Hay algunos detalles que hacen inconfundible a esta
bocapizza. Nuestro familiar invento no lleva queso rallado sino tranchete, está
cargada de aceitunas y orégano, y lleva nuestra chacina (embutido) preferida y
atún —tú puedes respetar la idea o cambiar algún embutido, por ejemplo el
salami por salchichón, si así lo prefieres—.
Para elaborar esta peculiar pizza, pon el horno a calentar
mientras la preparas.
Parte por la mitad la baguette y échale una capa generosa de
kétchup. Luego, corta la chacina en trocitos pequeños y disponlos en la
baguette. Añade, también, el atún desmenuzado. Corta en tiras el queso
tranchete y ponlo por encima.
Mete la pizza al horno con calor solo por abajo durante
cinco minutos.
En este punto yo saco la pizza y agrego las aceitunas
cortadas por la mitad y un buen puñadito de orégano. Lo hago así y no pongo las
aceitunas desde el principio porque no me gusta el sabor que se les queda
cuando se hacen mucho tiempo en el horno.
Para terminar le doy otros cinco minutos de horno con calor
arriba y abajo para que se gratine el queso y listo.
Como siempre te digo, vigila los tiempos de horno porque el
calor que emana de ellos lo carga el diablo.
Estoy segura de que si te animas a hacer esta bocapizza se
acabará convirtiendo en un clásico en tu casa, en otoño y en cualquier época
del año. Que la disfrutes.
*Receta publicada en La voz de hoy
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comentar es gratis. Y mi respuesta también.
Deja huella de tu paso por aquí y me harás la mar de feliz.