Aquí entre tú y yo: eres más
falso que un billete de tres euros. Y yo también. Y un gran porcentaje de la
población, para qué engañarnos.
Sí, sí, me refiero a ti, seas
hombre o mujer. Me refiero a ti que a estas alturas ya lo has vuelto a hacer,
como cada año, ya has vuelto a anotar, mentalmente o por escrito, una lista de
propósitos para este año que recién acabamos de estrenar.
Que sí, que en un alarde de
originalidad te has propuesto practicar deporte regularmente, a ver si por esas
no te da un soponcio cada vez que haces lo mínimo como subir una escalera, claro
que sí, y vas a engrosar la lista de genios que ayudan a los gimnasios a hacer
su agosto en enero. Bien por ti. Pero sabes que a febrero no llegas. Y no
pongas esa cara de acelga desaliñada porque es la verdad.
Que sí, que te has propuesto
empezar a comer sano, y la primera semana de lechuga y pollo a la plancha no te
la quita nadie. Pero sabes que, en cuanto pierdas las lorzas que has cogido
estas Navidades y se te quite un poco el empacho de polvorones, vas a volver a
las andadas. Así que los reposteros pueden estar tranquilos, pues para cuando
empiece la temporada de las torrijas todo el mundo habrá abierto ya la veda.
Que aquí en Andalucía, una Semana Santa sin pestiños, torrijas, galletas fritas
y tortas doblás, ni es Semana Santa ni es ná.
Podría
seguir enumerándote todas las cosas que te has propuesto, como estudiar inglés,
really? Porque en el arte de proponernos cosas somos una hartá de ilusos, pero
lo que es creativos… ni miaja. Por eso, yo te propongo que este año te hagas
otros propósitos mucho más originales y fáciles de llevar a cabo. Proponte quejarte
un poquito menos por los infortunios cotidianos, que a veces puedes llegar a
ser bastante insufrible. Proponte reírte de ti mismo cuando tengas un mal día.
Y si no sabes cómo hacerlo, te sugiero que te plantes frente al espejo, señales
al gilipollas que ves al otro lado y le grites, como si fueras Nelson el de los
Simpsons, “ja já”. Verás qué fácil. Y sano. Proponte buscar algo que te haga
ilusión y que nunca hayas hecho y hazlo: desde ir al teatro, tirarte de un
puente o apuntarte a clases de zumba o macramé, yo que sé, algo, lo que sea.
Proponte conservar a los buenos amigos, esos que no abundan y luego se andan
perdiendo por tonterías. Proponte entretenerte un día, uno solo, en ver un
atardecer y luego inmortalízalo en un cuadro, o en un texto; o si el arte no es
lo tuyo, me conformo con que saques una foto bonita y lo subas a Instagram, que
va a quedar preciosa entre tus fotos de comida. Proponte sacarle la lengua y
ponerle caras extrañas al primer bebé desconocido con el que te encuentres
—vigila que no se den cuenta sus padres, por aquello de que te pueden poner una
orden de alejamiento y eso—. Proponte cantar y bailar una canción hasta el
final, la que sea, la que más te guste, así cojas el palo de la fregona a modo
de micrófono, me vale. Proponte aprenderte un chiste, uno cortito si tus
neuronas no dan para mucho, y cuéntaselo a todo el que quiera oírlo, da igual
si es malo. De hecho, ojalá tu chiste sea malo, así se reirán el doble.
Proponte hacer un favor a alguien, aunque más que favor sea un favorcillo. Proponte pasar un día en familia, que no sea
de Navidad. Proponte plantar un árbol, o una lenteja en un vaso de yogur.
Proponte saludar a tus vecinos, que eso luego queda muy bien si sales en las
noticias. Proponte escribir una carta y echarla a un buzón, como antaño cuando
no existían los emails. Si eres mujer, proponte librarte durante 48 horas del
yugo opresor de los aros de metal anclados en las costillas sosteniendo/levantando
toda tu pechonalidad. Oh, sí, mujer, proponte eso. Y lo más importante, seas
quien sea, proponte no proponerte cosas que no piensas cumplir. Pero proponte
querer a alguien. Proponte quererte a ti.
Uooooooo pedazo de texto me ha encantado!! Muy buenos consejos eh. Muy positivo jaja
ResponderEliminarGracias, señorita Franchutera xD Como ves, ¡hay que empezar el año con positivismo! :P
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