La palabra “tarbina” no aparece en la RAE. Eso me duele en
el alma, y más aún sabiendo que la RAE sí que recoge, entre otros términos,
“papichulo” y “amigovio”, que no
“follamigo”, no se vayan a escandalizar los ortodoxos de la lengua.
La que sí aparece en la RAE es la palabra “talvina”, pero
esa hace referencia a unas gachas que se hacen con leche de almendra, mientras
que tarbina se refiere a unos buñuelos de bacalao muy típicos en la gastronomía
mediterránea.
Al parecer, el origen de estas tarbinas o buñuelos de
bacalao se remonta al siglo XIII durante el sitio que el rey Fernando III hizo
a la ciudad de Sevilla dejándola desabastecida de alimentos. Se dice que, como
puerto fluvial que era Sevilla, los sitiados recurrieron a un cargamento de
bacalao y harina almacenado y, aderezándolo un poco, improvisaron la receta de
unos buñuelos de bacalao.
Hasta qué punto esta teoría sobre el origen de las tarbinas
es cierta o no es difícil de saber, pero lo que sí puedo asegurarte es que, al ser el bacalao el
ingrediente principal, esta receta siempre ha estado muy ligada a la Cuaresma.
Y como andamos en fechas, he decidido enseñarte hoy a hacer unas riquísimas
tarbinas.
Los ingredientes que necesitas son 400 gr. de tiras de
bacalado, 5 ajos, 2 cebollas medianas, 500 gr. de harina, 1 sobre de levadura, 1
cucharadita de pimentón dulce, hierbabuena, perejil y aceite.
Primero, lava el bacalao, desmenúzalo y reserva. Luego, pica
muy fino la cebolla, los ajos, la hierbabuena y el perejil y mézclalo todo en
un bol. A continuación, agrega 400 ml. de agua templada y remueve. En este punto,
tienes que añadir la harina, la levadura y la cucharadita de pimentón poco a
poco mientras vas mezclando todo.
Hay tres detalles que debes tener en cuenta para que las
tarbinas te salgan perfectas de sabor y textura. El primero es que no te
aconsejo echarle sal a las tarbinas porque el bacalao sigue estando salado pese
a que lo hayamos lavado previamente. El segundo detalle es que debes dejar reposar esta masa durante al menos dos
horas antes de freír tus buñuelos de bacalao. Y lo tercero y último que te
recomiendo es que frías tus buñuelos —la cantidad aproximada de masa es una
cucharada por buñuelo— en aceite hirviendo, no templado.
No sé si en la zona en la que vives se les suelen llamar
tarbinas o buñuelos de bacalao o tienen otro nombre autóctono —si es así,
házmelo saber y aprendo algo nuevo, que nunca está de más—, pero sea como sea
esta receta le da un toque salado a la Cuaresma que viene muy bien entre tanto
dulce.
Y ya que estamos con un pie puestos en la Semana Santa,
recuerda que en este blog puedes encontrar un par de recetas deliciosas de dulces típicos de estas fechas:
aquí son buñuelos, que buena pinta!!
ResponderEliminar¡Gracias, Juan Ramón! =)
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